La panna cotta es uno de los postres de cuchara más conocidos y apreciados no sólo en Italia sino también en el extranjero. Por su sencillez de preparación, su sabor especialmente delicado y su elegante forma de emplatar y condimentar, se ha convertido en un postre clásico perfecto para cualquier ocasión. Se desconoce el orígen de este postre, sólo sabemos que nació en la zona piamontesa de Langhe a principios del siglo XX.
La panna cotta se puede preparar con gelatina o con maizena. En este caso preparamos la versión vegetariana con maizena. De hecho, la gelatina se sustituye por almidón de maíz, que actúa como espesante: de esta forma obtendremos un postre también apto para personas intolerantes al gluten.
Se puede disfrutar al final de una comida o durante la tarde: el inconfundible aroma a vainilla y la consistencia suave, similar a la del pudín, conquistarán a amigos y familiares desde el primer momento.
La preparación es realmente muy sencilla, ¡solo necesitas algunas precauciones!
Ingredientes para 4 panna cotta
- 400 gr de nata
- 80 gr de azúcar
- 30 gr de Maizena
- Esencia de vainilla
- Mermelada de frambuesa o cualquier otro tipo de mermelada
- Algunas hojas de menta
Preparación
- Vierte la nata y unas gotas de esencia de vainilla en un cazo.
- Agrega el azúcar.
- Agrega la maizena (almidón de maíz) tamizada
- Mezcla todo con un batidor
- Colocar en el fogón y cocinar por 10 minutos, revolviendo constantemente. Necesitarás obtener una crema suave, sin grumos y ligeramente espesa.
- Vierte la crema en un molde de aluminio. Cubrir con film transparente y dejar reposar a temperatura ambiente.
- Pon los moldes en la nevera por al menos dos horas. Pasado este tiempo, retira la película.
- En un plato de postre dale la vuelta a la panna cotta y añádele la mermelada y unas hojas de menta para decorar.
La panna cotta es un postre que se puede personalizar de diferentes maneras: yo la he decorado con mermelada de frambuesa y menta, pero si lo deseas puedes agregar arándanos, frutos secos o frutos rojos variados, una salsa a base de fresas, chocolate derretido o un chorrito de crema de avellanas o pistachos. Puedes cocinarlo en los moldes que tengas disponibles y condimentar la mezcla con ralladura de limón, para darle una nota fresca y fragante.